Cuando crees que tus pensamientos y sentimientos no tienen consecuencias. Black Mirror 03×06 Odio nacional
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Cuando crees que tus pensamientos y sentimientos no tienen consecuencias. Black Mirror 03×06 Odio nacional

Argumento

Una nueva moda de Internet lleva a la gente a usar el hashtag #DeathTo referido a personas que les caen mal. Por declaraciones desafortunadas, por opiniones impopulares, por delitos cometidos… Por lo que sea, grande o pequeño, cualquiera se convierte en juez de cualquiera de forma anónima desde las redes sociales. Hasta aquí, nada que no pase ya en la realidad. Sin embargo, la ficción del capítulo emplea un avance tecnológico para hacer realidad ese «deseo» de la gente de que determinadas personas mueran. De esta forma sale adelante un «juego» por el que cada día la gente elige «democráticamente» quien tiene que morir y así ocurre.

Sin embargo, el desequilibrado que ha desarrollado esto, busca en realidad otro objetivo. En un artículo suyo encuentran estas afirmaciones bajo el título «Juego de consecuencias»: «Disfrutamos con la crueldad, es una debilidad que nos deberían extirpar»… «Que la gente asuma las consecuencias de lo que dice y hace»

¿Estás deseando que llegue el Juicio Final?

Miramos a la sociedad como si no formásemos parte de ella, de su problemática y su decadencia, o de sus bondades y su prosperidad, y desde esa perspectiva de anonimato e insignificancia, nos permitimos juzgar y condenar a la humanidad como globalidad y a las personas públicas. Entre otras cosas, porque parece que no importa lo que pensemos en nuestra cabeza o digamos en nuestras redes sociales o círculos en los que nos movemos. Sin embargo, vamos generando, sin ser conscientes, un enjambre de odio y muerte, alimentando y dando forma a un ente mayor al que concedemos poder para destruir al prójimo y a nosotros mismos.

¿Has hablado mal alguna vez de otra persona condicionando su imagen delante de los demás?

¿Qué nombres encabezarían los 5 primeros de la lista de los más odiados del planeta? ¿coincidiríamos todos en esa lista? ¿Qué harían esas personas para dejar de estar en los primeros puestos de la lista?

En política, ya sabemos a qué se dedican nuestros dirigentes para moverse o mover a otros en las listas de popularidad, no hace falta llegar al futuro de Black Mirror, para enfrentar una realidad tan inhumana y descentrada del verdadero objetivo. Pero ¿tiene que ser así necesariamente?

La imagen del enjambre de abejas de Black Mirror, es muy gráfica para ver el funcionamiento de las manadas de internet, lo poderosas que son, y lo fáciles que son de controlar, o mejor dicho, de arrojar contra objetivos. Tanto los followers, como los haters, son enjambres controlados por un líder. El mundo de Internet solo ha potenciado un fenómeno que ha existido siempre en la humanidad.

¿Recuerdas ahora mismo juicios populares que se estén llevando a cabo? En la tele se le da especial bombo a ciertos crímenes y tragedias, y se anima a la gente a tomar partido, a expresar su odio y sus sentencias, en lugar de dejar trabajar a la justicia, o fomentar la misericordia y la humanidad.

¿Esto ya existía en tiempo de Jesús?

Sí, claro. Las lapidaciones, las crucifixiones, y demás castigos, eran juicios populares por acusaciones particulares. Alguien te acusaba por algo, cierto o no, y si era lo bastante influyente, iniciaba una lapidación. Sabemos que Jesús detuvo una de estas masacres populares con una sola frase «El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra» Jn 8:1-7 y no quedó nadie. Por suerte, Jesús también era influencer, y por eso le hicieron caso, sino, aunque se vieran interpelados, probablemente le habrían ignorado, pero se dice de Jesús que «enseñaba con autoridad y no como los escribas» Mt 7:29.

Y con esa misma autoridad y radicalidad, advierte contra el problema que está en la base: El de los pensamientos, los deseos y las intenciones. Y lo hace con palabras muy duras:

«Si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo» Mt 5:29

Al final, lo que mata a largo plazo no es la piedra de la lapidación, sino lo que se cuece dentro de la persona, y que se contagia como un virus: el odio, la ira, el deseo de venganza, desearle el mal o la muerte al otro…

Y muchas veces, esos deseos los proyectamos en Dios imaginando un castigo que dé un escarmiento a la sociedad, como las siete plagas de Egipto, o cualquier otra catástrofe atribuida a Dios por la conciencia de culpa del ser humano, que siente que él u otros seres humanos, merecen un castigo, o directamente la muerte.

Pero, ¿es ese realmente el Dios cristiano, o el mío? Desde luego el de Jesús no, y no porque Jesús fuera light, sino porque la justicia de Dios no es como la nuestra.

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