Salvar a la comunidad ideal
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Salvar a la comunidad ideal

Este es el plan B de Jorgen. Se trata de un plan propio de una mente práctica, preservemos cuanto podamos para repoblar. Algo nada original que ya ideó Noé, o los que escribieron el relato y que habían llegado a la misma conclusión: así no podemos seguir, Dios mandará una extinción masiva pero preservará a unos pocos para reiniciar. Una vez más la técnica del informático.

Así, en la comunidad primitiva construyeron durante muchos años una cueva, enorme para los pequeños, pero no tanto pensando en el tamaño de las personas normales, con capacidad para aguantar 8 mil años sin volver a la superficie.

La tarde antes de ir a la cueva Jorgen dirige unas palabras a la comunidad en su particular «última cena». Les dice:

«Debéis preguntaros si os sentís preparados para entrar en un nuevo mundo, ya que no habrá vuelta atrás»

Esto fascina a Paul, que en el fondo sigue queriendo que su vida sea significativa para la humanidad, y ve aquí una opción interesante. Solo hay que encerrarse bajo tierra por el resto de la vida, con bastantes comodidades, en una comunidad de gente peculiar pero mayormente simpática. «Quédate en casa para salvar a la humanidad». También esto nos puede resonar mucho hoy.

Pero ¿qué pasa con los que se quedan fuera, con los que no tienen casa a la que acudir? ¿renunciar a que se salven entra dentro del plan de Dios?

¿Lo único que podemos hacer es encerrarnos a salvo y esperar a que pase sin importar el resto de las personas?

Para Jesús no es desde luego una opción perder a nadie, y hay infinidad de parábolas, oraciones y mensajes de Jesús que lo testifican. Basta pensar en qué hace con los leprosos a los que la ley dice que no te puedes acercar, o lo que sugiere con la parábola del buen samaritano, donde aclara que el sumo sacerdote y el levita hicieron lo que marca la ley, pero no lo que él habría hecho con un hombre malherido y tirado al borde de un camino. Y tantos otros. Como resumen nos dice:

Vuestro Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños

Mateo 18: 12-14
¿Cómo se siente ser uno de los animales afortunados que entran en el Arca de Noé? ¿y si piensas en los que se quedan fuera?
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