02 Feb El silencio para escuchar. FOOTPRINTS 6
El ruido nos impide seguir una conversación, o simplemente llegar a oír a alguien que nos habla, y ese alguien puede ser uno mismo. Sin embargo, nos incomoda quedarnos en silencio, probablemente por la falta de costumbre.
Las personas que empiezan a perder audición suelen acusar a los demás de hablar bajito, de no vocalizar, de hablar muy rápido… pero en el fondo, a esas personas otros sí les oyen, es el que ha perdido audición quién tiene el problema. Lo mismo nos pasa con Dios, no es que no hable, es que no estamos en la disposición personal para oír, y lo primero es guardar silencio y prestar atención.
Dios por su parte no deja de comunicarse, de llamar, de lanzar mensajes, que se pierden entre interferencias.
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