02 Dic ¿Tú lo crees? ¿Yo lo sé? – Fe ciega. BROKEN 02
En el segundo capítulo vemos la certeza de la fe de Mikel en cuatro diálogos fundamentales: con su madre, con unos seminaristas, con una mujer que se quiere suicidar y con su director espiritual. Enlazándolos todos tenemos una radiografía de una fe profunda construida sobre la realidad de la propia vida.
– Que no haya cielo me da miedo. La muerte es el final y me asusta ese final. Para enfrentarte a él deberías estar fuerte, pero llega cuando estás débil. Creo que es una broma terrible que nos gasta Dios – Dice su madre que es ya muy mayor
– Hay un cielo, e irás allí
– ¿tú lo crees?
– Yo lo sé – concluye Mikel
Tal vez Mikel está recordando cuando Jesús dice que:
En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya os lo habría dicho. Voy a prepararos un lugar.
Jn 14:2
Pero esto es muy fácil de decirlo a una persona anciana en sus últimos días. Sin embargo, conociendo el contexto de la serie, igual ya no es tan obvio ni sencillo.
Y la cosa continúa y conocemos la historia de la vocación o conversión de Mikel cuando se la cuenta a un grupo de seminaristas.
La paciente confianza de un halconero se convierte en parábola de la fe, y del «espera en Dios que volverás a alabarlo». Si en el capítulo anterior no queda claro si Mikel confía o no en Dios, aquí aclara que lo que hace es respetar los tiempos de Dios.
«Le había dado la espalda a la escuela, a la Iglesia y a la fe, y con razón… o eso pensaba… pero, vi a ese halconero trabajando… su halcón desapareció, no regresó… el público se alejó y nos quedamos solos él y yo, y cada media hora o así lo llamaba, y me decía a mí… “vendrá”… FE CIEGA… y después de… qué se yo, unas cuatro o cinco horas… volvió… Dios no siempre viene cuando lo llamas, pero sigue llamándolo y vendrá… volví a ser católico»
Por eso Jesús puede decir con tranquilidad
«Pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre»
Mt 7:7-12
Pero será en el tiempo y las formas de Dios y el que lo ha experimentado lo sabe y adquiere la fe del halconero que espera contra toda esperanza.
Finalmente vemos la fe de la desesperación: creo porque me interesa, voy a probar suerte, porque no tengo otra opción.
Esta mujer que se quiere suicidar por una serie de cosas que ha hecho y la humillación que eso le acarrea, cree que es mejor morir a vivir con la vergüenza, y en su angustia decide creer.
Y entre tanto, la serie avanza y se presenta un problema moral en Mikel. Sobre su conciencia pesa una muerte reciente de la que se siente responsable por el pecado de omisión, y llega un primer momento de cuestionar la forma tradicional de proceder de la Iglesia basada en crear una imagen idílica del clero. En un momento dado, Mikel dice a la chica que se quiere suicidar:
«¿En quién dirías que confió Jesús? ¿en Pedro que iba tan estirado, en Judas? … No, en María Magdalena, estuvo ahí, se implicó mucho»
y esta se convierte en su confesora por encima de su acompañante, en un juego delicado de cambio de papeles que busca confiarse en la humanidad real y tangible antes que en la supuesta perfección idílica. Como dice el salmista:
«No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar»
Sal 146:3
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