Etiqueta: felicidad

  • Nueva vida, nuevo horizonte

    Nueva vida, nuevo horizonte

    Finalmente Pual se adentra en el túnel, en la despedida Ngok Lan le regala su Biblia en vietnamita y Pual le hace notar que no la va a poder leer, a lo que Ngok Lan le contesta: – «palabras no importan, recuérdame».

    Sin embargo, esta vez no recorre el túnel entero, a los pocos pasos se da la vuelta y vuelve con Ngok Lan y los demás, que aguardan contemplando al túnel hasta el último momento, tal vez con la misma esperanza que el padre de la parábola del hijo pródigo.

    Una vez más, Paul vive el despojo de lo material, la maleta que llevaba queda sepultada en la cueva, solo sale él con la Biblia que le había regalado Ngok Lan momentos antes. Ahora sí, despojado de todo y habiendo elegido el amor, comienza una nueva vida.

    El viaje ahora no es a través de un túnel, es en avión, por encima de las nubes. Y, ahora sí, desde esa perspectiva dice Paul: – «y pensar que todo esto algún día…» (desaparecerá) y le contesta Ngok Lan: – «A lo mejor ahora entiendes lo que sentí yo al sobrevivir a caja de televisión. Cuando sabes que llega muerte, lo ves todo más de cerca». Ella hace tiempo que vive agradecida y en deuda con la vida. Al descubrir así tu vida como un regalo, eres capaz de darte a los demás.

    Nada más aterrizar van a visitar a los vecinos de la periferia. Van junto a los pequeños de los pequeños a llevarles comida, a ver cómo están. Está diluviando, así que entra solo Paul ya que Ngok Lan no puede caminar. Comienza a escucharse la música final de la banda sonora, la primera frase dice: «Ahora que estás a mi lado, nada me hace sentir pequeño». Todos podemos ser grandes y hacer grandes a los pequeños a través del amor.

    Y tú, ¿Crees que puedes encontrar la felicidad en el amor al prójimo? ¿y el prójimo en sentirse amado por Dios a través de ti?

    Jesús lo tiene claro:

    Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos … Hoy se cumple esta Escritura en vuestra presencia.

    Lucas 4:16-30

    Ya se cumple esta promesa desde el momento en que Jesús lo comenzó a hacer. Mucha gente lo ha continuado, pero si no lo continuamos también nosotros, nunca se culminará la obra del Reino de Dios.

  • ¿Quién soy de verdad?

    ¿Quién soy de verdad?

    Esta es la pregunta que persigue a Paul durante toda la película, la pregunta por el sentido «¿quién soy de verdad?» y hasta que no le de la respuesta correcta, no será feliz.

    La diferencia es que esta vez afronta la crisis bien acompañado. Ngok Lan está a su lado para escucharle, para hablarle y para dejarle toda libertad en contra de sus propios sentimientos hacia Paul.

    Ngok Lan tiene claro que debe volver con su gente de la periferia. Ya lleva demasiado tiempo lejos de ellos, sin embargo Paul no lo ve así, piensa en ellos dos y en su futuro juntos cuando le dice: «No puedes preocuparte por alguien a miles de kilómetros de aquí, tienes que ver las cosas con perspectiva».

    Precisamente, el ver las cosas con perspectiva es lo que hace falta para un buen discernimiento, el problema es dónde enfocas la cámara. De todas formas, sigue habiendo un trasfondo de generosidad en Paul: – «No tienen posibilidades, ninguno las tenemos, se acabó … es la única opción para la especie. El futuro de la humanidad está en ese agujero».

    Es muy representativo que el futuro de la humanidad esté en un agujero. Pero continúa diciendo: – «Esta gente está intentando hacer algo para ayudar a la humanidad y quiero ser parte de ello».

    Se trata de un noble y sincero deseo que busca negarse a sí mismo por un bien mayor. Está dispuesto a renunciar incluso a Ngok Lan. Sin embargo, al final se ve cuál era la verdadera preocupación: – «Si no voy a formar parte de todo esto, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿por qué no me hice médico? ¿por qué me hice pequeño?».

    De pronto todas las piezas le encajan, todas las decisiones de su vida que le han traído aquí, le hacen pensar que este es su camino, pero sobre todo, siente que por primera vez su vida tiene sentido, y que si no lo hace, volverá a perder su identidad. En el fondo, su necesidad de responder a la pregunta de ¿Quién soy? le está llevando a la decisión de ir al agujero.

    Pero Ngok Lan conoce la respuesta a la pregunta y se la dice: – «Eres Paul Safranec, tú buen hombre». Dios nos diría «Tú eres mi hijo amado».

    Con todo, Paul decide emprender un nuevo viaje, dejarlo todo atrás de nuevo y adentrarse en el tercer túnel, uno que tampoco tiene luz al final y que además sabemos que no tiene salida, que es solo una cueva, un refugio, un Arca de Noé.

    Para responder a la pregunta sobre la propia identidad, puedes preguntarte, ¿qué dicen de ti tus actos?
    Y también, ¿de qué comunidad eres parte? ¿dónde está la gente que te importa, a quién dejas atrás y por qué?

    Jesús nos habla de dejarlo todo atrás:

    El que se aferre a su propia vida la perderá, y el que renuncie a su propia vida por mi causa la encontrará.

    Mateo 10:37-42

    La clave está en el «por mi causa». No por grandes ideales que no podemos alcanzar, sino por personas concretas a nuestro alrededor, en las que sabemos que está Jesús.

  • ¿Cómo pueden ser felices?

    ¿Cómo pueden ser felices?

    La vida dentro del contenedor asombra a Paul. Hacinados, sin luz natural, sin recursos, como en una gran cárcel. Este es el mundo en el que vive Ngok Lan, que con una pierna ortopédica va todos los días a trabajar y vuelve con comida y medicinas que ha ido recogiendo durante el día de las casas que ha ido limpiando. Al llegar recorre todo el contenedor de arriba a abajo por escaleras visitando a los más enfermos y débiles para llevarles los medicamentos y la comida que ha conseguido. Ella es consciente de que no es gran cosa, pero es todo lo que puede hacer y lo hace.

    El motivo de traer a Paul hasta aquí era el de atender a una mujer que se estaba muriendo. Paul no es médico, dejó la carrera por cuidar a su madre, y eso le sigue pesando, cree que no puede hacer nada por esa señora, pero Ngok Lan sabe que lo que necesita la mujer sí se lo puede dar:

    «Ella muere pronto, yo con ella cuando muere, muy malo morir solo» – dice Ngok Lan. Y continúa: «Haz como si fueras doctor, haz sentir bien».

    Simplemente haz que la otra persona se sienta bien, que sienta que no está sola en su sufrimiento. Mira cómo se aman y aprende cómo es posible que sean felices.

    Paul ha ido para arreglarle la prótesis a Ngok Lan, pero manipulándola se rompe del todo y ya no la puede usar. A partir de ese momento Paul tendrá literalmente que cargar con ella y hacer lo que ella hacía para no desatender a esta gente.

    Es curioso también como dentro de la rutina diaria de Ngok Lan está el ir a la iglesia a rezar al acabar de ayudar a todos los vecinos.

    ¿Tienes una vida dura y complicada? ¿No tienes tiempo para los demás ni para Dios?
    ¿Te resulta difícil trabajar sin obtener nada a cambio, ni el agradecimiento?

    Quizá solo con levantar la vista podamos hacer un gran cambio. La exaltación del yo nos ha trastornado. Jesús no se anda con medias tintas, lo dice claro:

    Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme

    Mateo 16:24

  • Hay luz al final de este túnel

    Hay luz al final de este túnel

    A lo largo de la película Paul se enfrenta a 3 túneles que le llevan a 3 mundos distintos. El primero, el del hospital para hacerse pequeño, y ahora este segundo que le lleva al verdadero mundo de los pequeños, el de los pobres. En la periferia de Ociolandia, atravesando el muro de contención, ya fuera de ese mundo, en los contenedores de la obra de construcción de Ociolandia, viven hacinados, los más pobres de este mundo de pequeños.

    La película dedica unos minutos a hacer todo el recorrido desde el apartamento de Paul hasta el contenedor, bajando poco a poco de estrato social, mostrando rostros y entornos pertenecientes a otras realidades, a otros mundos, dentro del mismo mundo de Ociolandia. Como ya no hay con qué compararlo, ya no sabes si estás en el mundo de los grandes o de los pequeños, las desigualdades son iguales. Lo curioso es que, de los tres túneles, este es el único que muestra una gran luz al final, singo de esperanza, y vida.

    Este viaje es una ruptura para Paul, que va arrastrado por Ngok Lan hacia su gente.

    ¿Te atreves a viajar a la periferia de tu mundo?

    El llevarnos hacia los pobres, hacia los pequeños de nuestro mundo, es una insistencia continua en Jesús. Es más, nos dice que:

    Lo que hicisteis por uno de mis pequeños, por mí lo hicisteis.

    Mateo 25:40

    Quizá esta es la única frase de toda la Biblia que deberíamos aceptar de forma más literal los cristianos.

  • Tenía que haber pensado primero en mí

    Tenía que haber pensado primero en mí

    Una vez más, la película pone en boca de los personajes cosas que igual uno piensa pero no se atrevería a decir porque son políticamente incorrectas. O tal vez ya no tanto, y la cultura está cambiando en la dirección de aceptar socialmente que la persona haya de pensar primero en sí misma.

    Audrey se enfrenta a una serie de renuncias, como las de Paul, pero al verse sola en la sala de preparación y despojada de todo hasta del pelo, prefiere no dejar más cosas atrás y cambiarlo todo por una sola: elije dejar a Paul que aparentemente era con quien no era feliz. No importan sus sentimientos, sus renuncias, lo que él piense. Hay que optar por el «mal menor» y le deja.

    Esta pérdida se suma a las renuncias que Paul había hecho para hacerse pequeño. Ahora, no solo se ha hecho físicamente pequeño, sino que como persona, lo ha dejado todo atrás, lo ha perdido todo

    ¿Por quién lo dejarías todo?

    Paul lo dejó por su mujer, por hacerla feliz, por sentirse mejor consigo mismo, por salvar el planeta. Y cuando decides dejarlo todo, es una apuesta que ha de asumirse con todas las consecuencias. En este caso, al dejarle su mujer, todo lo demás deja de tener sentido, todo su mundo se cae.

    ¿Alguna vez te has sentido pequeño y abandonado?

    Jesús ante eso está preparado para recordarnos:

    Os aseguro que estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo

    Mateo 28:20

    No importa lo que pase, ni cómo salgan los planes, ni si nos va bien en la vida o si lo perdemos todo. La fidelidad de Dios es siempre infinita e incondicional, porque nunca piensa en sí mismo, su amor por cada uno de nosotros es totalmente desinteresado.

  • Juntos ya no somos felices

    Juntos ya no somos felices

    Poco a poco se va viendo, el vínculo que une a Paul y a Audrey está debilitado. Se quieren, pero algo no termina de estar claro.

    Finalmente se deciden a hacerse pequeños, seducidos por el cambio de vida hacia el lujo y el confort, poder vivir sin trabajar con el dinero acumulado hasta entonces que aumenta de valor al reducir ellos su tamaño.

    Para el proceso de reducción han de dejarlo todo atrás, venderlo todo para convertirlo en efectivo y conservar solo algunos recuerdos que les harán llegar a su nueva casa de pequeños. Entre los recuerdos están las alianzas de matrimonio, que no pueden llevar durante el proceso de reducción.

    Así que entran a las salas de preparación ya separados, sin alianza, toda una metáfora. Una separación física que no hará sino poner de manifiesto la separación que ya habían hecho por dentro.

    Recorren el primer túnel de la película, un pasillo luminoso y atractivo, pero con una pared al fondo como si no tuviera salida.

    ¿Qué hay al final del túnel? ¿qué esperas encontrar?

    Los caminos que hemos recorriendo en nuestra vida, ¿fueron caminos cortados o tuvieron luz al final?

    Cuando decides hacer algún cambio, dejar algo atrás ¿añoras algo? ¿qué echas de menos?

    Jesús sigue animándonos a hacer cambios radicales también:

    Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

    Marcos 18:17-38

    Una vez más, los protagonistas están haciendo algo parecido a lo que decía Jesús. Antes de emprender este camino hacia la reducción, lo vendieron todo, incluso por debajo de su precio a un señor que parecía no tener mucho dinero que ofrecer. Pero para quedarse ellos con el dinero y para seguir un camino diferente al de la entrega.

  • Necesitábamos un cambio

    Necesitábamos un cambio

    Poco a poco, los amigos de Paul le van convenciendo de que lo de hacerse pequeño es el cambio que necesita. Especialmente su amigo Dave que se hizo pequeño hace algún tiempo.

    Se mezclan las motivaciones de todo tipo: Salvar el planeta, hacer feliz a su mujer, tener más dinero, salir de una vida vulgar… Su amigo Dave es más directo: «La reducción sirve para salvarte a ti mismo». Hay gente que tiene claras sus motivaciones y no le da reparo confesarlas aunque resulten un poco egoístas. Muchas veces esto es lo que nos mueve, pero nos lo ocultamos incluso a nosotros mismos.

    La solución se plantea como muy sencilla, sin esfuerzo, dar a un botón y empezar de cero, para iniciar el camino de la felicidad. Toda una metáfora de la forma en que nos vendemos los productos: fácil, sencillo, sin compromiso y que te cambia la vida. Son las palabras mágicas que seducen a cualquiera, y que dan por hecho que nuestra vida no merece la pena, que vivirla es insoportable y que no somos capaces de resolver ninguna situación compleja.

    Y ya que hablamos de la solución del informático: reiniciar y reinstalar: ¿Qué aplicaciones quieres volver a instalar después del reinicio?

    Si no se ha dado un verdadero cambio, probablemente volveremos a buscar lo mismo que teníamos, lo mismo que nos llevó a la infelicidad, porque el problema estaba en otro sitio.

    ¿En quién estás pensando a la hora de tomar tus decisiones?

    El mensaje de Jesús también habla de reiniciar:

    Quien no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios

    Juan 3:1-13

    Se lo dice a Nicodemo, un hombre mayor y bien formado. Parece que le sugiere que deje atrás todos sus logros, su sabiduría, su experiencia, su prestigio, porque son una carga que no le deja avanzar por el verdadero camino de la felicidad, no el del césped artificial en un centro de ocio.

  • Eres lo que tienes

    Eres lo que tienes

    La película continúa y nos presenta la vida del protagonista: Paul Safraneck, interpretado por Matt Damon. Un americano de clase media que vive con su mujer en la casa de su madre para cuidarla. Es una persona abnegada y servicial, quizá por opción o quizá por las circunstancias. Eso lo tendrá que ir descubriendo él a lo largo de la película.

    Comenzó la carrera de medicina pero la dejó para cuidar de su madre con fibromialgia. Finalmente trabaja en una empresa cárnica en el departamento de terapia ocupacional, cuidando la salud de los trabajadores.

    Mientras, sus amigos ocupan puestos de mayor prestigio y remuneración y tanto él como su mujer se sienten señalados o mediocres en su círculo habitual de relaciones.

    Esta presión social les hace sentirse infelices y buscar un cambio. La felicidad se convierte en algo del futuro, que se alcanza haciendo determinadas cosas, y con un poco de marketing, Paul se deja cautivar por lo que cree que será mejor para contentar a su mujer y poder ofrecerle lo que piensa que le hará feliz.

    Y tú, ¿te sientes pequeño al lado de los demás?
    ¿crees que vales menos, que tu vida es mediocre?

    Los carteles anuncian la puerta de la felicidad. Algo que has de hacer o pasar, en este caso someterte a la reducción física, para conservar tus bienes y que aumente su valor relativo.

    ¿Qué puertas has cruzado que ya no te permiten volver atrás? ¿qué has ganado y qué has perdido?
    ¿Cómo ha cambiado tu vida? ¿alguna te ha dado la felicidad?

    Es curioso, pero Jesús también habla de puertas. Dice:

    Yo soy la puerta: el que entre por esta puerta, se salvará

    Juan 18:1-10

    La promesa de Jesús es también muy ambiciosa, pero igual su comercial no ha conseguido ofrecer un producto tan bueno, porque son muy pocos los que eligen la puerta de Jesús. Quizá no sentimos que nos tengamos que salvar de nada.

  • El Gozo. FOOTPRINTS 11

    El Gozo. FOOTPRINTS 11

    Las palabras se quedan cortas muchas veces para expresar las cosas importantes de la vida, los sentimientos más profundos, y en todo caso, aunque se pudiese describir, vivirlo siempre es diferente.

    Es lo que pasa con el gozo, la felicidad plena, la alegría profunda. En una peregrinación, en comunidad, como puede ser el Camino de Santiago, puedes experimentarlo, descubrir el significado dentro de ti, y entonces, sobran las palabras, y como dicen en la película, la única palabra que brota al final de la experiencia en GRACIAS.

    No se puede vivir el Gozo en cualquier momento ni en cualquier experiencia, hacen falta unas circunstancias y condiciones concretas, pero sabemos cuáles son, conocemos los ingredientes: Jesús, el otro y yo, en ese orden. ¿Por qué no perseguirlo más a menudo?

  • ¿Necesito todo lo que tengo? FOOTPRINTS 3

    ¿Necesito todo lo que tengo? FOOTPRINTS 3

    ¿Cuántas veces hemos dicho con la boca pequeña, o escuchado con escepticismo eso de «el dinero no da la felicidad»?

    Bueno, pues cuando lo experimentas, ya no se te queda la boca pequeña, ni eres escéptico. Simplemente eres feliz y quieres contarlo, aunque… nadie lo crea, o lo entienda. Al final, las seguridades que me da el dinero, tal vez no me den LA felicidad, pero me proporcionan UNA felicidad que parece ser suficiente para demasiada gente, aunque luego los datos de depresiones y suicidios entre la gente adinerada sean totalmente abrumadores.

    La experiencia de peregrinar, de ir con lo mínimo, o de descubrir qué es lo mínimo que necesitas, o más bien de reducir al mínimo lo que necesitas, es uno de los grandes tesoros que uno puede encontrar. La felicidad que comporta el sentirse libre, seguro con la vida misma y no con las cosas materiales, no tiene precio.